Cada día, Germán se monta en su coche y se dedica a algo extremadamente turbio: trasladar a chicas que trabajan como esclavas en clubes de alterne situados en la Costa del Sol. Sin dinero, debe encargarse de ello para Cacho, un amigo de la infancia que istra varios de estos clubes para un grupo criminal local.
Una noche, Germán atisba la oportunidad de su vida: robar la recaudación de uno de los clubes. Lo que parece una oportunidad, por fin, de darle un giro a su destino, le expondrá a una situación en la que su vida correrá más peligro que nunca. Lo único que le queda, como a las chicas que trabajan en el club, como Alina, es conseguir escapar.

Esta es la trama principal de No sé decir adiós, que fue nominada hasta tres veces en los premios Goya y recibió 4 premios en el Festival de Málaga de aquel año.
Si en aquella era una película más íntima, con una historia que giraba en torno a la enfermedad y a la familia, ahora da un giro de 180 grados para aproximarse al género del thriller. En esta ocasión, Escalera ha querido hacer una historia:
sobre personajes que no paran de tomar decisiones equivocadas y que acaban acorralados, intentando de manera suicida encontrar una salida a ese callejón en el que ellos mismos se han metido. Pobres tipos condenados a que nada les salga nunca bien, marcados por la fatalidad
El guion de la misma ha sido escrito junto a La Valla.
El director de la cinta también ha hablado sobre esta aproximación al género del thriller y el submundo de la trata de blancas: "Esta aproximación al género era completamente necesaria a la hora de trabajar con un universo tan complicado como el de la trata. Creo que la película mantiene un delicado equilibrio entre la pulsión narrativa del género y una mirada más sosegada, que pretende mostrar no solo la realidad de un mundo extremadamente cruel, sino también el fondo de unos personajes muy complejos, con muchas aristas", dice el director.
Hamburgo se estrena solo en cines el próximo 30 de mayo.