Tuvieron que pasar más de veinte años desde que comenzase a trabajar como actor y se acabase convirtiendo en una estrella para que Escalofrío en la noche, que protagonizó él mismo y que no solo fue bien en taquilla, sino que fue objeto de buenas críticas. Tras aquella experiencia, Eastwood siguió explorando cada vez más esta nueva faceta profesional hasta día de hoy, que ya no planea ponerse delante de las cámaras a sus casi 95 años, pero quiere seguir dirigiendo.
Uno de los mayores reconocimientos de la carrera de Eastwood como cineasta llegaría en 1992 de la mano de Million Dollar Baby (2004), otra de sus mejores películas.
La película protagonizada por el propio Eastwood junto a Morgan Freeman -que ganaron sendos Oscars por sus papeles- tiene una puntuación de 4,4/5 estrellas por parte de los lectores de SensaCine y es sin duda la película más conmovedora y melancólica de Clint Eastwood.
Actualmente disponible en 'streaming' mediante las plataformas Prime Video y Acontra+, Million Dollar Baby sigue siendo igual de poderosa veinte años después. Una película que nos atrapa sin soltarnos durante 130 minutos hasta un final de una potencia emocional poco común que nos sigue destrozando a día de hoy.
En ella, Clint Eastwood encarna al entrenador Frankie Dunn, un solitario entrenador de boxeo que, tras su retirada del deporte a nivel profesional, frecuenta un gimnasio en el que conoce a Maggie Fitzerald (Swank), una mujer joven de 31 años que busca un entrenador porque está convencida de que puede ser una de las mejores.
Tras rechazar varias veces su petición, Frankie se deja convencer por la inflexible determinación de la joven, cuya exigencia es urgente: quiere subirse al ring y, entrenada por Frankie, hacer realidad por fin el sueño de su vida. Entre ellos se desarrolla una relación turbulenta, alternativamente estimulante y exasperante, durante la cual Maggie y el entrenador descubren una inesperada comunidad de espíritu y complicidad.
"Million Dollar Baby resulta la más convencional de las propuestas [de Eastwood], sea por el tono del relato, su puesta en escena de corte clásico, subrayando la pesadumbre que rodea a los protagonistas mediante unos duros contraluces, e incluso por la resolución del drama ético al que se enfrentan los personajes", reza la crítica de SensaCine del filme. "La película, como el boxeo, va del respeto, de cómo estas personas vuelven a conseguirlo para sí mismas, y Eastwood nos enseña su periplo para lograrlo con ese pudor del que observa el dolor ajeno en un gesto que le ennoblece".
