Hay verdades absolutas en el mundo del cine -y no es que Paul Newman es uno de los mejores actores que han existido en la historia del cine y su memoria está plagada de homenajes.
Newman, ganador del Oscar -además de otras 9 nominaciones-, BAFTA, tres Globos de Oro, un Emmy, un Oso de Plata y un Premio del Festival en Cannes. También sirvió en la Marina de Estados Unidos, llegando a ser suboficial de tercera clase, y ganó varios campeonatos nacionales como piloto. Además, fundó varias organizaciones benéficas, como Newman's Own, SeriousFun Children's Network o Safe Water Network. Para que luego alucinemos con Schwarzenegger y sus tres facetas profesionales -culturista, actor y gobernador-.
20th Century Fox
Falleció el 26 de septiembre de 2008 con 83 años víctima de un cáncer de pulmón que le habían diagnosticado unos años antes. Newman había sido un fumador empedernido gran parte de su vida, aunque lo dejó en 1986. Cuando le enterraron en una ceremonia privada, fueron muchos los que quisieron rendirle un homenaje. En especial Robert Redford, gran amigo y compañero de escenas.
La relación entre Redford y Newman fue creciendo en los sets de rodaje, pero no eran únicamente compañeros de trabajo. Se profesaban un cariño auténtico, como se puede entrever en las palabras que su compañero en Dos hombres y un destino dijo acerca de él al enterarse de la noticia de su muerte:
Hay un punto en que los sentimientos trascienden las palabras. He perdido a un verdadero amigo. Mi vida, y este país, es mejor gracias a su presencia
Dos hombres y un destino fue la primera vez que coincidieron, en 1969, pero, cuatro años después, en El golpe (1973) alcanzarían su máximo esplendor. La cinta ganó un Oscar a la Mejor película y ambas han pasado a la historia del séptimo arte.
"Conocí a Paul Newman en 1968, cuando George Roy Hill, director de Dos hombres y un destino, nos presentó en Nueva York. Cuando el estudio no me quiso para la película —quería a alguien tan conocido como Paul—, él me defendió. No sé cuánta gente habría hecho eso; habrían escuchado a sus agentes o a los directivos del estudio", escribió Robert Redford en una carta abierta a Newman, "Lo vi por última vez hace unos meses. Había estado entrando y saliendo del hospital. Yo sabía lo que pasaba, y él también, y no hablamos de ello. Hablamos de lo que nos preocupaba: las elecciones, la política, lo que había que hacer. Nuestra relación no necesitaba muchas palabras".
