Hace tiempo que Gracia Querejeta ha dejado de fijarse en la competencia cuando estrena una nueva película. "Si uno empieza a pensar en toda la que tiene, entonces casi mejor no hagamos nada. Nos quedamos en casa y se acabó", dice la cineasta en SensaCine en una de las salas de los Cines Verdi. El momento que vivimos, como ella destaca, es uno "en el que el audiovisual es cada vez más y cada vez hay más para ver y cada vez hay más distintas maneras de ver y eso va a ir para arriba". Al final, lo que más le provoca satisfacción es hacer el trabajo lo mejor posible. Luego, ya, que sea lo que tenga que ser.
Esto se aplica también a Rosa Montero. "Las películas deben de ser libres de la obligación de parecerse a las novelas", afirma la escritora, sentada junto a Querejeta. "Me gusta ver qué hace una cineasta con mi libro. No quiero que lo ilustre". Directora y autora se conocen desde hace tiempo, así que cuando surgió la idea de hacer el filme, ya había confianza. "Decidimos que nos liábamos la manta a la cabeza y que íbamos adelante", recuerda Querejeta. "Esta novela estaba muy cerca de su percepción del mundo y de sus emociones. Así que supe que iba a hacerla bien, que me iba a interesar lo que iba a pasar ahí", añade Montero.
La buena suerte es un poco cuento y un poco 'thriller' rural en el que un hombre llamado Pablo ve desde la ventanilla de su asiento en el tren una casa en venta en un pueblo cualquiera y no lo piensa más: la compra, lo deja todo y se va a vivir allí. El protagonista escapa de su hijo, un criminal al que busca la policía. Mientras él intenta, desde la desesperación, rehacer su vida, encuentra nuevas amistades y problemas.
Las películas deben de ser libres de la obligación de parecerse a las novelas
"El conflicto más interesante era: ¿qué pasa cuando la persona más tóxica de tu vida es tu propio hijo?", reflexiona Hugo Silva, que interpreta al protagonista de esta historia. "No tiene nada que ver con el hecho de cómo lo hayas criado o cómo no lo hayas criado, aunque siempre vas a sentir culpa y siempre te vas a sentir responsable", reflexiona. "Siempre puedes cortar con una pareja, con un hermano, con un padre o con una madre, pero hay algo antinatural, desde el punto de vista de sentimientos, de cortar una relación con un hijo".
Megan Montaner es la otra protagonista. Su personaje es el de Raluca, la vecina de Pablo, una mujer que ayuda a todo el que lo necesita. "Ella da esa fuerza al personaje, esa chispa que tiene", afirma Montero sobre Montaner. "Es como un cascabel. Tiene algo de cascabel Megan", añade Querejeta.
Karma Films
Felipe, el otro vecino de Pablo y a quien da vida Miguel Rellán -"está de comérselo", destaca Montero-, divide a la gente en dos tipos de personas, las buenas y las malas, y Raluca es una de las buenísimas. "Sí que creo que hay gente buena y gente mala. No creo que sea por una cuestión de educación ni nada, creo que hay algo innato en las personas", afirma Montaner. "Yo tengo un amigo que dice, que puede sonar frívolo, pero precisamente va de esto, dice: 'Solamente hay dos tipos de personas: las guapas y las feas'. No se está refiriendo precisamente a lo físico, sino que es verdad que hay gente que es que es fea y que lo ha tenido todo a favor y que lo tiene todo en su vida para ser una persona bonita, pero no", añade Silva.
Eso que hace Pablo de dejarlo todo y marcharse a un pueblo, ¿no es algo que nos pasa a todos? "Es normal que ahora mismo, tal y como está el patio, la gente tenga de repente estos sueños de: 'Me voy y hago pan", dice Silva. "Realmente es porque hay una inercia que es muy difícil parar. Todo el mundo, cuando paramos, miramos una pantalla y seguimos metidos en una inercia que es una locura”.
Encontrar a Pablo y a Raluca d232w
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Hace más de una década, Querejeta y Montaner trabajaron juntas en otro proyecto. La directora no lo nombra, pero se trata de la serie Sin identidad (2014). "Tuve la intuición de que en algún momento nos íbamos a volver a encontrar en un proyecto, por qué no decirlo, mejor del que estábamos haciendo en ese momento, más interesante, con más enjundia", reconoce la directora. "No ha perdido las malas o buenas costumbres", bromea Montaner. "A mí siempre me metía una caña en el primer proyecto que estuvimos haciendo, de intentar que no me desbordara. Yo tengo mucha energía y, en seguida, braceo y hablo más rápido y ella es todo lo contrario. Ella es: 'contén'. Esto lo sigue haciendo y más, de hecho, que a mí eso me encanta porque, al final, también es una manera de sacarte de tu zona de confort. Te hace ir por otros lugares que vas descubriendo y que van haciendo que crezca también ese personaje".
Aunque lo de Montaner fue una profecía cumplida, Querejeta no tenía tan claro lo de Silva. "El proceso de Hugo fue más lento porque mi sensación era que él no iba a querer hacer una película de este tipo", dice la cineasta. "No conozco toda su filmografía, pero le tengo mucho más encasillado en comedia o en películas más ligeras de argumento". "Me gusta mucho porque economiza mucho. Lo tiene claro y, si lo tiene, lo tiene. Eso es algo que agradezco muchísimo. Se nota la experiencia", indica Silva sobre trabajar con Querejeta.
Y, siguiendo entretejiendo esto, La buena suerte no es la primera vez de Silva y Montaner. Actor y actriz coincidieron en Dioses y perros (2014). "Ya llevas un recorrido hecho", dice la intérprete sobre repetir con un actor. "Vas con cierta ventaja que cuando conoces a tu compañero por primera vez y tienes que intentar ver las energías que tiene cada uno y decir por dónde puedes ir, por dónde no". "También nuestro trabajo es saltar esa barrera cuanto antes", añade Silva. "Es superimportante para que haya fluidez y todo eso que, entre compañeros, enseguida nos entendemos. Además es lo básico. No quiere decir que luego seamos mejores amigos ni nada de eso, pero que hay un sitio de encuentro muy humano y muy profundo en el que tenemos que compartir y eso siempre es fácil".
Esta película tiene la intensidad de la verdad, de la emoción y del consuelo
Ninguno de ellos, ni Silva ni Montaner, estaban en la cabeza de Querejeta cuando estaba adaptando la novela de Montero. "A veces sucede", dice la cineasta. "No sé si es lo mejor porque me ha ocurrido alguna vez que he visto a alguien claramente y que ese alguien no ha podido ser. Me pasó con Ariadna Gil en un proyecto de hace millones de años. Quería otro papel, pero el otro papel era otra actriz y entonces me costó muchísimo poder sustituirla porque la tenía tan integrada que, al no hacerlo ella, me pareció tremendo”".
Pero volviendo a la cartelera actual, llena de 'remakes', universos cinematográficos, secuelas y 'reboots', La buena suerte es una rareza. "Yo creo que, frente a todas esas películas trepidantes, que algunas veces vas y te diviertes, esta película tiene la intensidad de la verdad, de la emoción y del consuelo", destaca Montero. "Y eso creo que es un tirón muy grande. Creo que es una película con la que mucha gente se va a sentir identificada por unas razones u otras y les va a pasar algo mientras la ven".
