La Buena Suerte
Críticas
4,0
Muy buena
La Buena Suerte

Manual de supervivencia

por Andrea Zamora

Pablo tiene en su cabeza todo un manual de supervivencia. Sabe cómo actuar ante un secuestro, una tormenta eléctrica y verse rodeado en el agua por tiburones. Lo que no está en ningún sumario es cómo enfrentarte a que tu hijo sea un asesino. En este caso, supervivencia, para él, es subirse a un tren, ver una casa en venta en un pueblo cualquiera desde la ventanilla, comprarla a tocateja, mudarse allí e intentar rehacer su vida.

La buena suerte es la historia de Pablo y la nueva película de la directora Rosa Montero y construye un filme que es cuento, fábula y 'thriller'. Una película acogedora y afable de gente buena y segundas oportunidades. Un filme de esos que arropan, calientan y ablandan pese a lo difícil de algunos de sus temas. Querejeta retrata con maestría el costumbrismo de la España rural sin olvidarse de mantener a raya el misterio y la ternura.

Hugo Silva y Megan Montaner en 'La buena suerte' Karma Films
Hugo Silva y Megan Montaner en 'La buena suerte'

Cuando Pablo se instala en Pozonegro, el nombre del pueblo que convierte en refugio, deja una vida de lujos y comodidades atrás. Su llegada, llevada por la desesperación, el instinto y el impulso, provoca lo que pasa en todos los pueblos pequeños, en esos en los que todo el mundo se conoce, los tenderos fían el dinero y los camareros saben qué vas a pedir en cuanto cruzas la puerta de su bar. Hay curiosidad entre los habitantes por saber quién es el nuevo y la razón de que haya terminado ahí. De todos ellos, Raluca, un ser de luz que Pablo tiene por vecina, es la única que le acoge de verdad.

Un buen Miguel Rellán, que interpreta a Felipe de una forma que lo convierte en el personaje más entrañable de toda esta historia. Sale poco, pero es el gran robaescenas.

La buena suerte es una rareza, pero de esas a las que agradecer que existan. Es algo amable ver un filme como este en un mundo superpoblado de justo lo opuesto a ella: explosiones, acción, tiros, rapidez, inmediatez, impersonalidad y el mantra de cuanto más grande, mejor. El filme de Querejeta es, dentro de su sencillez y simpleza, una limpieza de paladar, un desatascamiento cerebral y algo casi único. 

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