El 30 de diciembre del 2000, un grupo de montañeros emprende el ascenso al Balandrau, en los Pirineos. Lo que comienza como una jornada tranquila y soleada se convierte en una pesadilla cuando una ventisca inesperada desata la tormenta más feroz registrada en la zona.
El viento gélido y la nieve sepultan el paisaje, dejando a los excursionistas atrapados en una lucha desesperada por la supervivencia. Entre la esperanza y el horror, sus destinos quedan marcados por la brutalidad de la naturaleza.