"Pulp Fiction" es un fenómeno cultural, un terremoto cinematográfico que sacudió los cimientos del Hollywood comercial y dejó una marca indeleble en el cine contemporáneo. Al margen de los premios de los que fue acreedora y merecedora, esta cinta no solo confirmó el estatus de Tarantino como un autor único, sino que también revitalizó las carreras de sus actores y dio origen a innumerables imitadores. Y lo mejor es que esta obra revolucionaria fue solo el principio, una tarjeta de presentación, una declaración de intenciones en la carrera de este extraño, irreverente y genial creador.
Lo que hace a "Pulp Fiction" tan extraordinariamente innovadora es su audaz estructura narrativa no lineal. Una especie de “Octavo Arte” donde Tarantino desmantela el esquema tradicional de planteamiento - desarrollo - desenlace, presentando una serie de historias entrelazadas, a menudo inconexas cronológicamente, que giran en torno a gánsteres mafiosos, boxeadores tramposos, drogadictos de lujo y criminales de poca monta en Los Ángeles. Esta fragmentación bizarra, lejos de confundir, crea una experiencia cinematográfica hipnotizante y desconocida hasta entonces en el cine de masas, manteniendo al espectador constantemente intrigado sobre cómo se conectarán las piezas del rompecabezas. Es una genialidad más propia de Ernst Lubitsch o de Joseph Leo Mankiewicz (de los que Tarantino ha bebido mucho) que de un friki empleado de vídeo club obsesionado con el cine alternativo asiático.
Los diálogos son las auténticas estrellas de la película. Tarantino eleva la conversación casual a un arte, llenando cada escena con líneas memorables, debates filosóficos sobre hamburguesas y controversias existenciales sobre los masajes de pies y sus implicaciones sexuales. Es ingenioso, crudo, divertido y a menudo perturbador, creando figuras que se sienten increíblemente vivas y auténticas, a pesar de sus ocupaciones moralmente ambiguas.
El elenco es un auténtico desfile de estrellas que ofrecen algunas de las mejores actuaciones de sus carreras. John Travolta y Samuel L. Jackson ya forman una de las parejas más icónicas del cine como los asesinos a sueldo Vincent Vega y Jules Winnfield, cuyas charlas sobre el “Cuarto de Libra con queso“ o las revelaciones divinas antes de una masacre, son ya legendarias. Uma Thurman está electrizante como Mia Wallace, la “femme fatale” cuya sobredosis proporciona uno de los momentos más tensos y estilizados de la película. Y Bruce Willis aporta una vulnerabilidad sorprendente a su papel de boxeador Butch Coolidge.
La cinematografía de Tarantino es audaz, los encuadres y los planos secuencia son distintivos, y la banda sonora es un personaje más, extraída de la ingente colección personal del realizador, que recupera temas musicales ya olvidados para reconvertirlos en las pistas de audio de nuestras playlists.