"Psicosis" es un clásico absoluto y eterno del suspenso y terror, dirigido por el legendario Alfred Hitchcock y protagonizado por Anthony Perkins y Janet Leigh. Ed Gein (1906-1984) fue un mediático criminal y saqueador de tumbas estadounidense, famoso por haber asesinado al menos a dos mujeres, pero principalmente por su enfermiza personalidad, que lo llevaba a robar cadáveres femeninos para descuartizarlos y descuerarlos y así confeccionar macabros objetos de decoración y utilería con huesos y piel, sugerentes actos de necrofilia y canibalismo. Declarado demente en el juicio, fue encerrado en un sanatorio mental hasta su muerte, a los 77 años, después de mostrar un comportamiento "ejemplar" y ser objeto de interés pisquiátrico por décadas, especialmente por su morbosa necrofilia y síndrome de Edipo, que de paso inspiraría la futura y exitosa novela "Psycho" (1959) de Robert Bloch. Por otra parte, mientras aún disfrutaba del gran éxito del film "North By Northwest" (1959), el ya consolidado maestro del suspenso, Alfred Hitchcock buscaba inspiración para su próxima película, que terminará siendo para muchos el punto cúlmine de su filmografía, y la encontrará en la crítica literaria que "The New York Times" hizo de la novela de Bloch, gran amigo y colaborador de H.P. Lovecraft en la construcción de los "Myths Of Cthulhu" (1921-1935), sobre una mujer que termina asesinada en un solitario motel regentado por un extraño y taciturno joven, que vive con su madre postrada.
De esta forma, Alfred Hitchcock, que había visto las recientes comedias de terror de serie B, "House On The Haunted Hill" (1959) de William Castle y "A Bucket Of Blood" (1959) de Roger Corman, desistirá en principio de filmar una película de estas características, y terminará comprando los derechos a Robert Bloch por USD 9.500 para rodar, la que se convertiría, junto a "Pepping Tom" (1960) de Michael Powell, en una de las piedras fundacionales de lo que sería posteriormente el thriller psicológico, a mediados de los 60s y comienzos de los 70s con Mario Bava y Dario Argento con su Giallo, y luego John Carpenter y "Halloween" (1978), con el slasher moderno. Una de las claves del porqué a Hitchcock le interesó rodar "Psycho" (1960) estuvo en que el principal argumento de la historia empezaba con la muerte de Marion Crane. Famoso, además de su genialidad como director, por su megalomanía, el director de "The Wrong Man" (1957) deseaba recuperar la aclamación de la crítica luego del poco éxito de "Vertigo" (1958) y para ello, como siempre, buscaba reinventarse por lo que se preocupó esencialmente de que la trama de su película fuese original. No contento con el primer guión desarrollado por James Cavanaugh, Hitchcock aceptaría a regañadientes la sugerencia de su agente, Ned Brown, de leer un segundo guión escrito por Joseph Stefano ("The Black Orchid", 1958), que terminaría aceptando tras algunos cambios respecto de la novela de Bloch.
Así, la cinta inicia con una historia aparentemente anecdótica, notablemente guionizada por Joseph Stefano, sobre una bella pero frustrada secretaria de una inmobiliaria, que decide robar los USD 40 mil que su jefe le encarga depositar en el banco. Con una de las escenas más sugerentes en cuanto a sexualidad de esa época (y la única que Hitchcock rodaría con la protagonista en ropa interior) Hitchcock presenta a una pareja que debe verse a escondidas constantemente, él porque aún está inmerso en el divorcio con su esposa, y ella paciente de que todo termine para que puedan estar juntos sin temor a ser descubiertos. Stefano y Hitchcock proponen, entonces, una relación prohibida que da sustento inicial a todo el entuerto criminal y trágico que vendrá luego, en uno de los principales cambios respecto a la novela, en donde se exponía solamente la amistad de Marion y Sam. Por otra parte, por supuesto que el robo se concretará con la típica ingenuidad narrativa de esa época, pero el espectador puede simpatizar con la desgraciada rubia que sólo quiere ser feliz y toma la oportunidad que se le presenta. No obstante, como la gran mayoría de los films de su época, "Psycho" (1960) no puede evitar caer en el análisis moralista, aunque en honor a la verdad Hitchcock, fiel a su estilo sarcástico, lo haga en la forma más irónica en que el destino pueda concretarse. Y así, el espectador podrá abordar la moral de los personajes del film desde diferentes perspectivas, por ejemplo, desde una perspectiva condenatoria a Marion Crane, que mantiene un romance clandestino con un hombre casado y roba dinero a su jefe, o de una forma más empática, dado que su superior evade impuestos y trafica alcohol, y no muestra mayor empatía con Marion a pesar de llevar diez años trabajando en su inmobiliaria.
Sea como sea, su mortal encuentro con Norman Bates podría, entonces, interpretarse como un ajuste de cuentas, o de plano una lamentable y trágica concreción del destino de una mujer que deja que la frustración le haga tomar malas decisiones. Alfred Hitchcock construye con una profundidad pocas veces vista antes un Norman Bates realmente complejo. Detrás de una timidez realmente conmovedora, y hasta desesperante, se esconde una mente realmente perturbada, en la que desfilan diferentes sentimientos como el tabú del deseo incestuoso, los celos en una enfermiza relación maternal, la sustitución de la presencia y el afecto/desafecto entre Norman y su madre, la necesidad de liberar el instinto violento y homicida, el miedo a la libertad versus el confort del cuidado maternal. Realmente, es un personaje escalofriante. Y es espeluznante porque, como sabemos, se basa en la perturbada psique de Ed Gain y su difícil y enfermiza relación con su madre, una fanática religiosa que inculcó a su hijo una visión despreciativa del resto de las mujeres, no así de su propia figura, generando en Gein un degenerado sentimiento de atracción y dependencia por ella, que superó incluso la muerte de la propia Norma Bates.
A pesar de que iba a ser producida y filmada por el reconocido Alfred Hitchcock, para los ejecutivos de Paramount "Psycho" (1960) no pasaba de ser una historia degenerada y repulsiva, por lo que no fue raro que le negaran al director el adecuado presupuesto para su realización, debiendo Hitchcock recurrir a la productora Shamley Productions, que había producido su serie "Alfred Hitchcock Presents", para poder financiarla. Por lo mismo, tampoco será extraño que Hitchcock recurra a gran parte de los colaboradores técnicos de la serie para abaratar costos, principalmente el escenógrafo George Milo y el fotógrafo John L. Russell, claves en el éxito del film. George Milo se inspiraría en el cuadro "House By The Railroad" (1925) de Edward Hopper para diseñar la reconocida casa de los Bates enclavada en una colina adyacente al Motel Bates, una de las edificaciones más icónicas y siniestras no sólo del cine de terror, cine del séptimo arte en general. En ella, Hitchcock filmaría escenas emblemáticas, como la muerte del detective privado Milton Arbogast y el espeluznante descubrimiento de Lila, la hermana de Marion, en el subterráneo de la casona de los Bates, en el que el regordete genio británico regalará una de sus mejores escenas, con Norman poseído por la personalidad de su madre, lanzándose cuchillo en mano sobre ella.
Sin embargo, la escena más emblemática del film es, por lejos, la del asesinato de Marion Crane en la ducha, copiada y parodiada hasta el cansancio a través de los años. Si bien la película fue grabada en blanco y negro por una cuestión de presupuesto y de censura, especialmente por esta escena, Hitchcock dará cuenta de su maestría al incluir y combinar 50 planos en la secuencia de tres minutos de la ducha, haciendo que la tensión se transmita de la pantalla a la mente del espectador, ya que adquiere un matiz más subjetivo que el que hubiese tenido si no se hubiese contemplado acercamientos y cambios de perspectivas. Cabe señalar que la parte final de la secuencia fue una de las difícil de rodar para Janet Leigh, porque el agua de la ducha seguía cayendo y el salpicadero de agua hacía que no dejara de parpadear en la toma en que la cámara se concentra en los ojos sin vida de Marion Crane. Cabe agregar también que Hitchcock tuvo que lidiar con la censura de la época, lo que también sirvió de aditivo para construir la reputación de este film. En Inglaterra, por ejemplo, la escena en que Norman se lava las manos tras deshacerse del cadáver de Marion Crane fue duramente criticada y en países más lejanos como Singapur, se debió cortar la escena del asesinato de Milton Arbogast y la del cadáver de la madre de Norman. Por lo demás, cuesta creer que hayan cortado esas escenas y la película haya mantenido la lógica y el impacto en esos países.
Pero volviendo a la escena de la ducha, ésta no hubiese pasado a la posteridad si no hubiese incluido la icónica música de Bernard Herrmann ("Citizen Kane", 1941), en donde violines, violas y violonchelos confluyen para un movimiento crudo, dramático y estruendoso, basado en el trabajo del ruso Dmitri Shostakóvich, y que ha servido de sample para muchas películas de suspenso y terror hasta la fecha. Hoy en día, resultaría difícil de imaginar el éxito e impacto de la banda sonora en esa legendario escena, pero en su momento Hitchcock no tenía contemplado musicalizar la escena del crimen de Marion Crane. El impacto de "Psycho" (1960) se transformó en un enorme éxito financiero para Hitchcock, que invirtió poco más de USD 800 mil, recaudando más de USD 60 millones. Sin embargo, Hitchcock, que odiaba las secuelas, nunca se embarcó en una continuación de la historia de Norman Bates, siendo los productores Hilton A. Green y Bernard Schwartz quienes lo resucitarían en dos secuelas inferiores, "Psycho II" (1983) de Richard Franklin, a propósito de la publicación de la novela "Psycho II" (1982) de Robert Bloch, y "Psycho III" (1986) dirigida por el propio Anthony Perkins. Luego del lamentable TV Film paródico "Bates Motel" (1987) de Richard Rothstein, Mick Garris, creador de la serie "Masters Of Horror" (2005-2007) presentaría la precuela "Psycho IV: The Beginning" (1990), una TV Movie que a partir de un talk show protagonizado por Norman Bates, recrea la infancia del futuro asesino en serie y la especial relación con su madre, nuevamente con Anthony Perkins en el protagónico, y Olivia Hussey como Norma Bates.
Las actuaciones son notables, siendo esta, una de las cuestiones que más preocupaba a Hitchcock (encontrar el reparto adecuado). Anthony Perkins, en el que sería el papel de su vida, encarnaría exitosamente (y de paso se encasillaría en el personaje) al perturbado Norman Bates que, como bien en el epílogo Hitchcock reflexiona, "no mataría ni una mosca". Tímido, taciturno e inteligente, Norman Bates es el prototipo de asesino en serie del cual la sociedad nunca puede estar realmente cierta en que momento atacará y por qué razón. Janet Leigh, una de las actrices rubias que tanto obsesionaban a Hitchcock, venía de participar del clásico de Orson Wells "Touch Of Evil" (1958), cuando aceptó la propuesta del director para protagonizar "Psycho" (1960). Leigh encarnaría a una mujer sencilla, bella y contrariada por su constante frustración laboral y sentimental. La incomodidad que su personaje destila con cada uno de los personajes masculinos que se le cruzan, su amante, su jefe, el policía, el vendedor de vehículos y el propio Bates dan cuenta de una mujer que se sienten constantemente cuestionada y perseguida, nunca segura, siempre escapando. El reparto lo completaron, de forma eficiente, John Gavin como Sam Loomis, amante de Marion. Vera Miles interpretó a Lila Crane, hermana de Marion. Martin Balsam es el detective Milton Arbogast y John McIntire como el sheriff Al Chambers.
En definitiva, uno de los clásicos de culto más grandes de la historia del cine, piedra angular del suspenso y el thriller psicológico, y la película más emblemática y exitosa de Alfred Hitchcock.
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