Más grande, más gore y con (muchos) cortes
por Tomás Andrés GuerreroTras más de una década de silencio, Destino final: Lazos de sangre marca el regreso de la icónica saga de terror con una energía renovada. Dirigida por Adam B. Stein, esta nueva entrega no solo recupera la esencia de la muerte inevitable, sino que también amplía el universo con un enfoque más maduro, dosis de humor negro y una reflexión sobre el trauma y la herencia familiar. El resultado es una de las películas más completas y audaces de la franquicia.
La película arranca en los años 60 con una impactante escena de muerte masiva en un restaurante de lujo, marcada por humor negro y fatalismo. Iris, la única superviviente, hereda una maldición que décadas después afectará a su nieta Stefani, quien empieza a tener visiones similares. Destino final: Lazos de sangre introduce así un enfoque intergeneracional, explorando el destino como una maldición familiar más que como un simple accidente inevitable, y aportando nuevas capas al mito de la saga.
Destino final: Lazos de sangre destaca por un enfoque más cuidado en la construcción de personajes, alejándose de los estereotipos típicos de la saga. Stefani, marcada por la ansiedad, y su hermano Charlie forman el núcleo de una familia disfuncional rodeada de secretos. La película mezcla el gore característico con elementos del terror psicológico, logrando un equilibrio entre lo sangriento y lo emocional, sin perder las sorpresas ni el humor negro que definen la franquicia.
Como es tradición en la saga, las muertes son el gran atractivo de Destino final: Lazos de sangre, y esta entrega no decepciona. Cada escena está cuidadosamente diseñada para sorprender y tensar al espectador, jugando con falsas pistas y giros inesperados. Una secuencia en un estudio de tatuajes destaca por su brillante manejo del suspense. El humor negro, dosificado con acierto, refuerza el tono macabro y sirve como guiño cómplice a los fans de la franquicia.
La presencia de Tony Todd como William Bludworth, el enigmático forense de entregas anteriores, aporta una conexión directa con el lore original de la saga. Aunque su papel es breve y más simbólico que narrativamente esencial, su aparición funciona como un cierre emocional y temático para la franquicia. Todd regresa con su habitual sobriedad, pero con un tono más contemplativo, casi como si encarnara a una muerte que ya no solo ejecuta, sino que observa y comprende. Este momento, más allá del guiño al fan, marca un punto de inflexión en el tono de la película, añadiendo una capa de madurez y resonancia al conjunto.
Destino final: Lazos de sangre logra revitalizar una saga que muchos daban por agotada. Aunque mantiene la fórmula clásica, la enriquece con una narrativa más sólida, un enfoque estético ambicioso y respeto por su propio universo. Es a la vez homenaje, evolución y posible despedida, ofreciendo un regreso triunfal para los fans y una excelente puerta de entrada para nuevos espectadores.