Misión Imposible: Sentencia final
Críticas
3,5
Buena
Misión Imposible: Sentencia final

El más espectacular adiós de Tom Cruise

por Andrea Zamora

Si Misión Imposible: Sentencia final fuera un templo romano, su fachada estaría sostenida únicamente por dos columnas. Esos pilares, que mantienen en pie la película, son dos secuencias de acción clave. Porque el cierre de estas tres décadas de misiones lideradas por el Ethan Hunt de Tom Cruise contiene un par de momentos tan memorables que elevan este final a la altura de lo que una saga como esta merece.

Lee la crítica completa de Misión Imposible: Sentencia final: El más espectacular adiós de Tom Cruise: 'Misión Imposible: Sentencia final' no es redonda, pero sí un digno final para la saga

La película, continuación directa de Christopher McQuarrie, quien ya es el colaborador inseparable de Cruise tanto detrás de la cámara como en el guion. La historia arranca poco después del final del filme anterior y deja claro desde el inicio cuál será el gran conflicto: una inteligencia artificial conocida como la Entidad está llevando al mundo al borde del colapso y debe ser destruida. Al mismo tiempo, Ethan tendrá que enfrentarse a Gabriel, un antagonista más caricaturesco que intimidante, con un pasado común con el protagonista y que sabe exactamente cómo hacerle daño, atacando a las personas que más le importan.

Los primeros 30 minutos son la parte más floja del filme. Resultan repetitivos, pesados y no ofrecen demasiada acción de peso. La película se empeña en recordarnos que el mundo está en peligro y que solo Ethan puede salvarlo mientras el protagonista forma su nuevo equipo. A Benji (Greg Tarzan Davis).

Tom Cruise como Ethan Hunt en 'Misión Imposible: Sentencia final' Paramount Pictures
Tom Cruise como Ethan Hunt en 'Misión Imposible: Sentencia final'

El rumbo cambia en una reunión clave entre Ethan, la presidenta de Estados Unidos -un personaje interpretado por una magnética Fallout (2018)- y otros altos cargos. A partir de ese momento, la historia deja atrás la carga explicativa y fluye con más ligereza, abriendo paso a sus secuencias más impactantes.

Aquí es donde aparece la primera de esas dos grandes columnas: una misión debajo del agua en la que Ethan debe internarse en un submarino abandonado para recuperar un artefacto esencial. Es una escena extensa, sin diálogos, que se toma su tiempo para construir una tensión palpable. Ethan enfrenta el peligro en solitario. Cruise siempre ha expresado que Buster Keaton es una de sus grandes inspiraciones y esto es reflejo de ello. Es un momento impresionante, alucinante y magistral.

La segunda columna es el clímax del filme. También hay tensión, una sensación claustrofóbica de cuenta atrás y, por supuesto, espectacularidad. Cruise, otra vez canalizando a Keaton, realiza otra de sus maniobras imposibles: esta vez, detener a Gabriel, que pilota una avioneta. La espectacularidad, marca de la casa, está asegurada.

Tom Cruise colgado de una avioneta en 'Misión Imposible: Sentencia final' Paramount Pictures
Tom Cruise colgado de una avioneta en 'Misión Imposible: Sentencia final'

Ahora bien, Sentencia final no es una película perfecta. Cojea cuando se adentra en las conexiones emocionales entre los personajes y en sus desarrollos. Sin embargo, si lo que le estamos pidiendo a un filme de acción es precisamente eso, acción, entonces esta despedida cumple con creces.

Solo por esas dos secuencias clave vale la pena verla. Lo que ocurre entre ellas probablemente se olvide rápido, pero lo que de verdad queda es la imagen de Cruise reafirmando su estatus como icono del cine de acción. Con cada proyecto se supera a sí mismo y este proyecto es otra muestra de su compromiso con el riesgo y la intensidad, hasta el punto de difuminar los límites entre ficción y realidad. Sabes que es una película, sí, pero también sabes que Cruise está volando por los aires y sumergiéndose en el agua.

En un panorama cinematográfico cada vez más lleno de efectos digitales que se sienten falsos, la última entrega de Misión Imposible ofrece una experiencia genuina y emocionante. Es, sin duda, el adiós más espectacular que Cruise podía dar.

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